Aplicaciones de la fisioterapia geriátrica - 23/9/2015 - Sin categoría

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Según datos, a día de hoy, España es uno de los países más longevos de Europa. La población de más de 65 años supera los 8 millones de personas, alcanzando los 80 años de edad más del 6% de los ciudadanos. Estas cifras previsiblemente seguirán creciendo en los próximos tiempos, dejando entrever nuevas y futuras necesidades sociales, así como nuevos retos que afrontar.

Por suerte, tendemos hacia un envejecimiento cada vez más saludable; somos más conscientes de lo importante que resulta practicar deporte o cuidar la alimentación a lo largo de toda nuestra vida para conseguir mantener la autonomía en edades más avanzadas. En este sentido, también la fisioterapia adquiere un papel crucial.

En geriatría, la fisioterapia hace referencia al conjunto de técnicas dirigidas a la prevención y el tratamiento de todas aquellas lesiones o patologías propias del envejecimiento.

El fisioterapeuta deberá afrontar cada caso de manera personalizada, adaptando cada tratamiento al paciente, en función de un diagnóstico previo. Este, será el resultado de una fase de exploración física minuciosa y análisis de la situación y del historial del enfermo.

A la hora de iniciar un tratamiento es igualmente relevante el estado psíquico del paciente. De esta manera, será fundamental lograr la confianza suficiente, así como la implicación de su núcleo familiar para conseguir de un modo más rápido resultados satisfactorios.

A través de este tipo de terapias es posible disminuir el dolor, mejorar el equilibrio, reeducar la marcha, mejorar la sensibilidad y funcionalidad articular, recuperar el movimiento, la fuerza, la elasticidad y flexibilidad muscular perdidas; en definitiva, promover la recuperación de la normalidad de la vida diaria. Todas estas acciones generan una mejora del estado físico general, al tonificarse la musculatura, pero también generan cambios positivos en el estado anímico del paciente, convirtiéndose en un punto de inflexión.

La fisioterapia geriátrica es un complemento esencial a la hora de tratar diversas enfermedades propias del envejecimiento; patologías que abarcan un amplio abanico y que van desde aquellas de tipo neurológico como el alzhéimer o el párkinson, a otras como la osteoporosis, artrosis, enfermedades pulmonares, incontinencias o secuelas de graves enfermedades como el cáncer.

Pero no sólo debe entenderse como una herramienta de aplicación tras la patología, sino también como un elemento de prevención. En este sentido, resulta muy efectiva a la hora de evitar la caída, una de las principales causas de lesión en mayores de 65 años.

Una caída, además de generar una probable factura, comúnmente de fémur o cadera, suele ser origen de un descenso general de la salud del paciente, al mermar su calidad de vida. De ello se deriva la importancia de prevenir ese estadio, manteniéndose el bienestar físico del paciente durante más tiempo.

A día de hoy, y a pesar de los evidentes beneficios que la fisioterapia genera en las personas de más edad, sigue existiendo cierto desconocimiento en referencia a las aplicaciones de la misma. Acercar a la sociedad dichas ventajas será fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y prolongar su autonomía física el mayor tiempo posible.

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