FISIOTERAPIA CONTRA EL LINFEDEMA - 18/3/2015 - Sin categoría

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Las aplicaciones de la fisioterapia son muchas. Además de tratar lesiones, es también un eficaz método preventivo y de apoyo para combatir las consecuencias de ciertas enfermedades. Esto sucede, por ejemplo, con el linfedema, una de las secuelas del cáncer más común padecido por mujeres de países desarrollados, el de mama.

El linfedema no es más que la inflamación de alguna extremidad producida por un exceso de líquido intercelular entre la piel y el plano muscular, como consecuencia de un bloqueo en el drenaje normal del cuerpo.

Se estima que más del 25% de los casos de cáncer de mama padecen esta complicación como resultado de la aplicación de radioterapia o tras la extirpación de ganglios linfáticos; aunque también puede estar relacionado con una infección e incluso tener origen hereditario. Esta afección influye directamente en la autoestima de quienes lo padecen, mermando su calidad de vida y su desarrollo social. Es por ello imprescindible la labor preventiva del fisioterapeuta, quien aplicará el tratamiento adecuado que evite en lo posible el surgimiento de esta complicación y contribuya, de este modo, a la normalización del día a día.

El linfedema tiende a cronificarse tras su aparición. Se manifiesta como una hinchazón en brazos, piernas, hombros, manos y dedos o tórax. Además, puede suponer sensibilidad en la piel, dolor en las articulaciones o incapacidad de movimiento,  infecciones en las extremidades o debilidad en los miembros afectados. Cualquier síntoma debe ser revisado rápidamente por un médico.

La información sobre esta realidad se convierte, por tanto, en una herramienta de gran valor de la que debe dar testimonio también el fisioterapeuta. En casos de mujeres que se hayan sometido a un tratamiento contra el cáncer de mama, conocer la importancia de evitar ciertos hábitos, como realizar deportes de impacto, movimientos repetitivos y pesados o el uso de prendas ajustadas, es crucial.

Cómo tratar el linfedema

La empatía es el mejor vehículo para combatir los efectos secundarios de enfermedades como la que citamos. A la hora de iniciar un tratamiento, el fisioterapeuta debe contar con la confianza del paciente, especialmente en casos donde la afección puede convertirse en un problema también psicológico.  Cuando un profesional se enfrenta a un caso de linfedema, debe trabajar minuciosamente con cada persona para conseguir resultados óptimos.

Existen diferentes técnicas que a día de hoy se utilizan para tratar el linfedema, y que se aplicarán una vez conocidos los resultados de la exploración del estado y movilidad de la extremidad afectada. Entre ellas: el drenaje linfático manual (DLM), la presoterapia o el vendaje neuromuscular.

Durante el proceso será fundamental mantener vigilado el grado de inflamación de la extremidad, así como implicar activamente, y en lo posible, a la persona afectada en su recuperación. Los tratamientos de fisioterapia obtendrán resultados positivos tanto en la prevención, como en referencia a un miembro afectado.

Sobre este tema trata el segundo consejo del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid de este año, en colaboración en esta ocasión con el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco, de Navarra y Cataluña.

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