Función preventiva de la fisioterapia en el deporte - 7/10/2015 - Sin categoría

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Cada día somos más conscientes de la necesidad de cuidar nuestra salud. Es por ello que en los últimos tiempos se ha incrementando notablemente el número de seguidores de actividades como el running, la natación o el ciclismo, convirtiéndose este en un momento de cambio para distintas generaciones.

El movimiento es indispensable para mantenernos en plena forma física y, por lo tanto, autónomos durante más tiempo; pero también es un elemento normalizador de nuestro estado psíquico, aumentando la autoestima y manteniendo a raya el estrés, uno de los grandes males de la era en la que vivimos. Además puede comenzar a practicarse en cualquier momento de nuestra vida, ya que sus beneficios se aprecian de igual manera, independientemente de cuándo nos iniciemos.

Sin embargo, también puede ser fuente de lesiones si no lo practicamos con responsabilidad; es decir, tan importante es realizar ejercicio como mantener la precaución sobre las posibles afecciones derivadas del una mala práctica. No todas las actividades físicas generan igual impacto sobre nuestra estructura, por lo que a la hora de adentrarnos en el mundo del deporte, especialmente si nunca se ha realizado ejercicio o sufrimos algún tipo de patología, es recomendable hacerlo contando con apoyo profesional.

De la misma manera, debemos comenzar con una práctica progresiva en duración e intensidad, de menos a más, intentando no saturar nuestra estructura con sobreesfuerzos prolongados.

A pesar del empeño en evitar riesgos, a veces también pueden aparecer molestias leves que llegan a convertirse en verdaderos quebraderos de cabeza para el deportista y que incluso pueden interferir en la realización de actividades cotidianas de no tratarse a tiempo. En este sentido, es imprescindible, ante la menor sospecha, interrumpir el ejercicio y visitar a un profesional de la fisioterapia que evalúe correctamente la intensidad del dolor y dictamine qué pautas seguir para evitar que se agrave.

A veces el daño tiene su origen en una pisada inadecuada o un gesto erróneo. Para evitar esto, actualmente existen estudios de biomecánica adaptados al deporte, que son una buena herramienta para asegurarnos un mayor rendimiento, eficacia y ergonomía evitando al mismo tiempo la lesión.

En otras ocasiones, el origen se encuentra en el descuido de aspectos tan importantes como el calentamiento y los estiramientos, o en despreocuparnos a la hora de seguir una nutrición e hidratación adecuadas. Un numeroso porcentaje de deportistas obvian la importancia que para la práctica de la actividad física supone adaptar ambos elementos. Sin embargo, pueden llegar a generar dolor muscular, calambres, contracturas o aumentar el riesgo de padecer una lesión.

En definitiva, el primer paso a la hora de evitar las afecciones en el deporte es practicarlo desde la responsabilidad. Nunca debe menospreciarse el dolor, por lo que, ante cualquier molestia, es crucial acudir a un fisioterapeuta; un profesional que evaluará no sólo el alcance de la lesión, sino también la posibilidad o no de seguir practicando ejercicio. Ponerse en buenas manos es esencial para disfrutar del deporte sin riesgos.

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