LA ROBÓTICA AL SERVICIO DE LA MEDICINA: EL EXOESQUELETO

Recientemente la Agencia del Medicamento Estadounidense (FDA) autorizó la comercialización de un prototipo de exoesqueleto creado para mejorar la vida de personas con paraplejia. El conocido como ‘ReWalk’ ha revolucionado el concepto de rehabilitación y supone un reto venidero para la fisioterapia.
Hablar de exoesqueletos parece contener tintes futuristas, sin embargo, las primeras aproximaciones de dispositivos de este tipo cuentan con más de un siglo de antiguedad; pueden encontrarse referencias de proyectos rusos o americanos de principios del siglo XX. A pesar de ello, no será hasta la década de los 60 cuando aparezca un modelo verdaderamente integrado con el movimiento humano.
Los exoesqueletos surgieron con un propósito de estado, en el ámbito militar. EEUU los había concebido principalmente como un soporte para facilitar la movilidad de las tropas a la hora de transportar objetos de elevado peso. La autorización de la FDA responde a una nueva etapa derivada de la perfecta conjunción entre medicina y robótica, y es una puerta abierta a posteriores iniciativas.
‘ReWalk’ es de origen israelí y a grandes rasgos consiste en un esqueleto metálico ajustado a piernas y torso, y dotado de pequeños motores que hacen posible el movimiento de cadera, rodilla y tobillo. Una mochila de alimentación, un sensor de inclinación y una especie de mando inalámbrico que se lleva en la muñeca completan el equipo.
El dispositivo permite a personas con lesión medular sentarse, pararse y caminar. Un correcto uso hace necesario un periodo de adaptación, siendo imprescindible una terapia física previa que permita evitar lesiones posteriores.
Pero este avance aún cuenta con ciertos impedimentos: una autonomía de alimentación limitada, la necesidad de un acompañante en algunos casos o la obligatoriedad del uso de muletas. Además, existen ciertas restricciones para ciertos perfiles de usuarios y con determinados movimientos, como por ejemplo en lo que a subir escaleras se refiere. A pesar de todo esto, la mayor traba es su elevado coste.
Pero este esqueleto externo motorizado no es único en el mundo. España lleva trabajando desde 2010 en un prototipo dentro del proyecto ‘Hyper’, un interesante y completo dispositivo de rehabilitación que, según sus desarrolladores, agrupa: exoesqueleto, estimulación eléctrica muscular, un interfaz cerebro-ordenador (una especie de gorro que detecta la intención del movimiento) y realidad virtual. Une, por lo tanto, cuatro tecnologías.
La investigación en este campo pretende ir más allá y contempla la posibilidad futura de instalar microchips en el cerebro que accionen el esqueleto externo, respondiendo a una experiencia de comunicación muscular más real.
A día de hoy, la realidad del exoesqueleto supone una apuesta por proporcionar independencia y esperanza a muchos pacientes con discapacidad, que ven en él una puerta abierta para volver a andar. Un campo al que se enfrentarán los fisioterapeutas de un futuro no tan lejano.
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