LAS HUELLAS DEL SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA EN EL CEREBRO

La encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica es una enfermedad neuronal controvertida que afecta al sistema inmunitario, cardiovascular, endocrino y nervioso. El paciente experimenta fiebre, sensibilidad a la luz u otros factores ambientales, pérdida de memoria y falta de concentración o dolores musculares, pero sobre todo un cansancio desmesurado y nuevo, llegando a limitar su vida diaria.
Esta patología, común al 0,5% de la población mundial, se asemeja a grandes rasgos a una gripe que se alarga en el tiempo. Además de compartir ciertas peculiaridades con enfermedades como la fibromialgia, cada enfermo experimenta el síndrome de manera distinta, dificultando un diagnóstico preciso, que generalmente sólo se confirma a través de la persistencia de los síntomas en el tiempo.
Desde que se describiera la enfermedad, las hipótesis acerca de su origen no han cesado. Se ha relacionado con microorganismos, con episodios de fuerte estrés –durante un tiempo se le llamó “gripe del yuppie”-, e incluso con agentes químicos o ambientales, sin obtener resultados positivos. Recientemente se han producido ciertos descubrimientos que abren camino a nuevas vías y, por lo tanto, a mejores diagnósticos y futuros tratamientos.
Un grupo de investigadores estadounidenses ha comprobado, a través de un sofisticado sistema de captación de imágenes, que existen ciertas características cerebrales comunes en enfermos de fatiga crónica. El estudio detecta la existencia de una disminución general de materia blanca- formada por fibras nerviosas-, asociada a la inflamación crónica que ya se presuponía. La investigación no queda ahí, da cuenta de ciertas anomalías encontradas en la materia blanca del hemisferio derecho del cerebro, muy significativas y desconocidas hasta la fecha. Una de esas peculiaridades se refiere al fascículo arqueado derecho, cuestión que parece ser causa del espesamiento anormal de la materia gris de las dos zonas que conecta, y que también se apreciaba. Estos nuevos datos aportan luz al concepto de la enfermedad y serán origen de nuevas interpretaciones y estudios.
Cómo ayuda la fisioterapia a pacientes de fatiga crónica
Como en el caso de la fibromialgia, la fisioterapia tiene un papel de crucial importancia en la mejora de la calidad de vida de estos enfermos. La respuesta del fisioterapeuta a esta patología produce grandes beneficios, aliviando los síntomas y mejorando el estado psicológico general de quienes la padecen, elemento clave para afrontar cualquier tratamiento.
Cada paciente es único. El profesional debe afrontar cada caso de manera personalizada, situando al enfermo dentro de la realidad de su propia patología. Entre los objetivos del tratamiento: aliviar el dolor muscular y articular, y mejorar la higiene postural, fuente de problemas debido a la inactividad. La evaluación del estado del paciente y posterior diagnóstico nos hará discriminar entre diferentes técnicas, como masoterapia, kinesioterapia, termoterapia, ultrasonidos o electroterapia, entre otras. En cualquier caso, el enfoque del tratamiento debe hacerse desde un plano multidisciplinar con el fin de afrontar esta compleja enfermedad de la manera más positiva para el paciente.
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