LESIONES COMUNES DEL RUNNING: LA FASCITIS PLANTAR - 28/5/2015 - Sin categoría
Novedades en la prevención y tratamiento de lesiones en la carrera a pie
El running se ha convertido en una de las alternativas deportivas más seguidas en los últimos tiempos. Cada día es más habitual ver a gente practicándolo en las ciudades o compitiendo en carreras populares. Ha surgido, por así decirlo, una subcultura alrededor de esta actividad.
Los innumerables beneficios físicos y psíquicos avalan su éxito. Sin embargo, no hay que descuidar que como cualquier deporte y por sus características de repetición e impacto, también puede ocasionar ciertas lesiones, y no es de extrañar si tenemos en cuenta ese carácter cíclico, con una media de entre 80 y 90 zancadas por minuto. Es por ello que factores como un mal gesto en la ejecución, una mala higiene postural o simplemente la falta de preparación antes de echarse a correr pueden ocasionar innumerables complicaciones físicas.
Una de las más comunes entre los corredores es la conocida como fascitis plantar. Esta afección genera dolor punzante apreciado en el talón y provoca inflamación en la banda plantar, una faja gruesa de tejido conectivo que se extiende desde el hueso del talón hasta la punta del pie. El deportista que la padezca notará molestias por la mañana, al dar los primeros pasos, después de estar de pie algunas horas o de un entrenamiento duro. Esta afección suele darse como consecuencia no de un único traumatismo, sino de microtraumatismos continuados.
Esta zona puede inflamarse por diferentes motivos, influyendo en este hecho la edad, el sexo, el grado de obesidad, un calzado inadecuado o, como en el caso del running, la práctica de actividades que ejerzan estrés en el talón, especialmente en referencia a la carrera de fondo.
Es por ello que no debemos olvidarnos de los pequeños hábitos que deberán realizarse antes y después de correr, y que nos protegerán no sólo de padecer esta lesión sino de posibles contracturas y sobrecargas, afecciones también comunes. Entre ellos: realizar un calentamiento previo a la carrera; hacer estiramientos de la parte posterior de la pierna, así como del gemelo; tensionar el cuádriceps y los aductores o estirar la musculatura plantar. Al mismo tiempo, es imprescindible, una vez finalizada la carrera, caminar unos minutos para favorecer la adaptación respiratoria, y después volver a estirar.
Algo a lo que se presta menos atención, pero igualmente importante, es al calzado. Elegir uno adecuado a nuestras características y actividad, así como desechar el viejo cuando este deje de ser funcional, puede evitarnos más de un problema. A la vez, debemos procurar planificar e intensificar el ejercicio poco a poco, de tal manera que no existan cambios bruscos que puedan perjudicarnos.
La fisioterapia tendrá un papel crucial en la recuperación de la fascitis plantar. Después de un diagnóstico basado en una exploración minuciosa y en la revisión del historial clínico del paciente, el profesional procederá a tratar la lesión, en función de la fase o situación en la que se encuentre esta y de las posibles afecciones que se hayan podido generar a partir de ella.
El objetivo principal es normalizar la zona plantar, y aliviar cuanto antes, sobre todo en fases más avanzadas, el dolor y la inflamación. Para ello, será útil recurrir a terapia manual, masoterapia o aplicar hielo. Además, pueden establecerse ciertos ejercicios para recuperar la musculatura de la zona o vendar para prevenir recaídas en el deportista a la hora de practicar de nuevo ejercicio. En cualquier caso, dependerá de la fase y evolución de la propia lesión.
Practicar running, como cualquier otro deporte, implica responsabilidad. Por ello, es esencial concienciar al deportista de la necesidad de hidratarse suficientemente durante el ejercicio o de acudir a un profesional ante cualquier mínima molestia; pequeños gestos que pueden evitar complicaciones posteriores.