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Propiocepción contra la lesión deportiva

Propiocepción contra la lesión deportiva

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Fecha: 16/12/2015

En los últimos tiempos, el deporte está convirtiéndose en una opción saludable con un gran número de adeptos. Sin embargo, el desconocimiento o una práctica errónea pueden poner en riesgo nuestro bienestar físico, desembocando en una lesión de diversa gravedad. Es por ello, que a la hora de practicar deporte, la prevención resulta fundamental.

En este sentido, el trabajo físico de propiocepción en fisioterapia ha ido adquiriendo poco a poco mayor relevancia; trabajo que, más allá de la rehabilitación, se ha convertido en un complemento eficaz a la hora de prevenir afecciones, especialmente en referencia a algunos deportes.

Puede decirse que la propiocepción es el sentido que informa al organismo de la posición de las partes del cuerpo. Regula la dirección y el rango articular, y permite las respuestas reflejas automáticas. Además participa en el desarrollo del esquema corporal en función del espacio, pero también en el equilibrio o en la coordinación, convirtiéndose, por así decirlo, en un sistema de aviso.

A través de esta conciencia de nosotros mismos se activan los reflejos que producen los ajustes necesarios en músculos, tendones y otros elementos de estabilización articular a la hora de realizar movimientos. De esta manera, a partir de la información que envían los receptores alojados en estas estructuras anatómicas, el sistema nervioso central responderá en referencia a las adaptaciones necesarias para evitar sufrir percances.

El entrenamiento de la propiocepción persigue tres objetivos básicos: crear mayor sensibilidad e impulsos propioceptivos en la anatomía que rodea a la articulación, fomentar respuestas compensatorias de la musculatura y reequilibrar los patrones motores funcionales.

Todo esto, incidirá definitivamente en la fuerza, coordinación o equilibrio del deportista ante los diferentes estímulos derivados de la práctica atlética.

De esta manera,  los ejercicios se convierten en elementos básicos a la hora de desarrollar una respuesta más apropiada a situaciones que podrían producir lesión, generando un menor  impacto en nuestra estructura corporal y ampliando la tolerancia a situaciones nuevas.

El entrenamiento de la propiocepción requiere de diversos conceptos fundamentales. Por una parte, debe ser supervisado por un profesional de la fisioterapia. El fisioterapeuta garantizará la correcta ejecución y por tanto los beneficios de este enfoque en el deportista.

Por otra, debemos considerar el entrenamiento como un trabajo específico, es decir, enfocado hacia el fomento de cualidades como la coordinación, el equilibrio, el control postural o la estabilidad. Al mismo tiempo, es importante huir de patrones estándares; es decir, el programa debe adaptarse a cada paciente en función del historial médico, forma física o según el tipo de actividad que practica.

Además, el plan de entrenamiento deberá garantizar la estimulación del sistema evitando en todo momento la sobrecarga y la fatiga, algo que resultará contraproducente. Esto se conseguirá aumentando la intensidad de manera progresiva y vigilando la respuesta y evolución en todo momento del deportista.

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