VENTAJAS DE LAS TERAPIAS CON PERROS PARA EL PACIENTE

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Desde hace algunos años, se viene comprobando a través de diferentes estudios que las terapias asistidas por animales generan numerosos beneficios en el paciente. A este respecto, diferentes disciplinas médicas han apostado por incluir, con gran acierto, la presencia de animales como parte de sus tratamientos. Una de ellas, la fisioterapia.
Pero la aplicación de este tipo de terapias no es reciente. A lo largo de la historia se han dado múltiples manifestaciones de la importancia que nuestros antepasados otorgaban a la presencia de animales respecto a algunos enfermos.
Ya en la antigua Grecia o en Egipto se consideraba que los paseos a caballo proporcionaban tranquilidad y mejoraban la autoestima de los enfermos. Más recientemente, personalidades como Locke o Freud, quien contaba con la presencia de su perro en la consulta, ratificarán esta línea de pensamiento.
En 1953, el médico y psiquiatra Boris M. Levinson formuló las bases de la terapia asistida por animales, publicando su libro “The dog as a co-therapist”, tras comprobar los beneficios, de manera casual, que la presencia de su perro suponía para un niño enfermo. A partir de entonces, se publicarán diferentes estudios en revistas especializadas que validarán los datos teóricos, generando una espiral de interés creciente. Países como EEUU, Canadá, Italia o Alemania fueron los pioneros en la implantación de estas terapias.
En España, los primeros pasos no se dieron hasta 1987, cuando la Fundación Affinity apostó por poner en marcha diferentes programas con animales para el tratamiento de personas en riesgo de exclusión social. A éste le siguieron más proyectos y nuevas instituciones, que no han cesado en su labor de investigación, orientación y divulgación hasta la actualidad.
Trabajar con perros
El perro, por sus características, es uno de los animales más apropiados para este tipo de terapias. Como asistente del tratamiento, se convierte en un compañero de trabajo que colabora con el profesional para lograr un mismo fin: conseguir que el enfermo no rechace la terapia, ayudándolo así a mejorar en el menor tiempo posible. Por ello, deberá pasar diferentes exámenes que certifiquen, entre otras cosas, un carácter tranquilo y cariñoso; algo indispensable para interceder en la relación paciente-profesional.
Es conveniente, antes de comenzar el proceso, estudiar y valorar cada caso, previendo las posibles respuestas y sus efectos, y a partir de ahí orientar el tratamiento de manera individualizada.
Se ha comprobado que el impacto psicológico de estas terapias es muy positivo. Los beneficios se aprecian tanto en pacientes con problemas de autoestima o conductuales, como en enfermos de alzhéimer o con déficit de atención. En estos últimos casos, los perros se convierten en un punto de interés y orientación fundamental para tratamiento.
Pero además, la presencia de estos animales ayuda a disipar el estrés y la ansiedad, así como a mejorar el estado de ánimo. Esto llevará a que el paciente se relaje, obteniéndose mejores resultados en cada sesión y creándose un ambiente distendido.
El contacto con los perros supone un estímulo contra la depresión, favorece la empatía entre las personas y fomenta la interacción social, y la colaboración. Su incondicionalidad genera confianza, algo especialmente valioso en personas con problemas de aceptación, y es clave en el tratamiento con niños.
En definitiva, gracias a ellos, las terapias se asocian con cosas positivas, eliminándose esa primera barrera psicológica que puede llegar a complicar la tarea del fisioterapeuta.
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